Una nube, un cielo inmenso.Y dos personas que, con solo una mirada…lo llenan todo.
Una nube, un cielo inmenso.
Y dos personas que, con solo una mirada…
lo llenan todo.
¿𝐃ó𝐧𝐝𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐨𝐭𝐨𝐬?
Es una de las preguntas más frecuentes.
Y está bien hacerla.
Porque todos imaginamos escenarios bonitos, fondos espectaculares, rincones de revista.
Pero a veces —solo a veces—
el lugar no importa tanto.
A veces no hay una puesta de sol perfecta,
ni un castillo de fondo,
ni un jardín de ensueño.
A veces lo único que hay es un cielo inmenso,
una nube solitaria,
y dos personas que se miran y se ríen
como si lo tuvieran todo.
Y ahí es donde empieza la magia.
Porque cuando las condiciones no acompañan,
cuando el espacio parece limitado,
cuando todo está “vacío”…
es cuando más libres somos para 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐫.
Nos gusta pensar que las mejores fotos no siempre se encuentran.
A veces se inventan.
Se intuyen.
Se provocan.
Con un ángulo distinto.
Con una idea que no estaba en el guion.
Con una libertad que no cabe en una checklist.
No necesitas una localización de película.
𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐢𝐫𝐞 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞.
Y tú, siendo tú.
Así empieza todo.
Carles Figuerola